miércoles, 13 de junio de 2012

Caballo contra alfil

"El problema es que Guélfand consumió mucho tiempo y energía en la apertura y obtuvo una posición que, para Anand, es bastante habitual: un caballo contra un alfil. Se sabe que, en ajedrez rápido, un caballo contra un alfil representa una ventaja de medio peón." (Yevguéni Bareiev)

domingo, 3 de junio de 2012

Finales Argentinas 2012


Excelentes resultados de los representantes de la Asociación Rosarina en las Finales Argentinas Infantojuveniles desarrolladas en Villa Carlos Paz: dos campeones y tres subcampeones.

En la categoría sub-10 absoluta, Benjamín Falcón se consagró campeón y Juan Cruz Coronel resultó subcampeón; mientras que en la categoría sub-10 femenina, Clara Muñoz se convirtió en campeona.

Sin embargo, como este año varones y mujeres jugaban en el mismo torneo y la villagalvense obtuvo el primer puesto, podríamos considerar a Clara Muñoz virtual campeona absoluta.

1 Muñoz, Clara 5,5
2 Falcón, Benjamín 5,0
3 Coronel, Juan Cruz 5,0

En sub-14 Francisco Muñoz obtuvo el cuarto puesto (perjudicado por un injusto sistema de desempate) al perder en la última ronda con quien luchaba por el título.

En sub-16 Matías Salvatierra y Camila Cuello consiguieron los subcampeonatos en sus respectivas ramas.

En sub-18 Julián Beroiz logró una meritoria sexta colocación.

Veamos la emotiva partida de la última ronda, que definió las posiciones finales:

Coronel, Juan Cruz - Muñoz, Clara
FESTIVAL ARGENTINO 2012 - FINAL SUB-10
Villa Carlos Paz (7.1), 3/6/2012

1.f4 e5 2.fxe5 d6 3.Cf3 Cc6


4.exd6 Axd6 5.e4 g5 6.d4 g4 7.e5 Ae7 8.Cfd2 Cxd4 9.Cc3 Af5 10.Cce4 Cc6


Una posición de doble filo, luego de gambitos y contragambitos.

11.Cf6+? Más valía sacrificar el peón e ganando tiempos: desarrollando el alfil a d3 y enrocando. Luego de la textual las blancas no tienen compensación por el material perdido.

11...Cxf6 12.exf6 Axf6 13.Ae2 h5 14.0-0 Dd7 15.Ad3 Ad4+ 16.Rh1 Ae6 17.c3 Ae5 18.Ce4 0-0-0 19.Cc5 Dd6 20.Ag5 f6 21.Cxe6 Dxe6 22.Af5 Dxf5 23.Dxd8+ Txd8 24.Txf5 fxg5 25.Txg5 Td2 26.Txh5 Txb2 27.Tg5 Axc3 28.Td1 b5 29.Txg4 b4 30.h4 Txa2 31.Tc4 Ca5 32.Tc5 Cb7 33.Tf5 c6 34.Tb1 Ta3 35.g4 b3 36.Tff1 b2 37.Rg2 a5 38.g5 a4 39.h5 Ta1 40.Txa1 bxa1D 41.Txa1 Axa1 42.h6 Cd6 43.Rf3 Cf5 44.h7 a3 45.Rf4 Ce7 0-1.

domingo, 20 de mayo de 2012

Francisco, matacampeones


Una valiosa victoria de Francisco Muñoz en la segunda ronda del Abierto de Río Tercero frente a un adversario que lo superaba en 500 puntos Elo:

Muñoz, Francisco (1975) - Lorenzini, Martín (2475)
Río Tercero, 28/4/2012

1.d4 Cf6 2.Cf3 d5 3.c4 e6 4.Cc3 Cbd7 5.Ag5 Ab4 6.e3 c5 7.cxd5 exd5 8.Ae2 Da5 9.0-0 Axc3 10.bxc3 c4 11.Dc2 Ce4 12.Tfc1 Cb6 13.Af4 Ad7 14.Ce5 Aa4 15.Db2 f6 16.Cg4 Ac6 17.Ac7 h5 18.f3 Cxc3 19.Cxf6+ gxf6 20.Txc3 Ca4 21.Axa5 Cxb2 22.e4 b5 23.Te3 Rd7 24.e5 Tae8 25.f4 f5 26.Tb1 Ca4 27.Tg3 Teg8 28.Txg8 Txg8 29.Axh5 Re6 30.h3 Tg3 31.Af3 Txf3 32.gxf3 a6 33.Rf2 Ae8 34.Rg3 Ah5 35.Rh4 Axf3 36.Rg5 c3 37.h4 1-0.

martes, 15 de mayo de 2012

Otro video de Capablanca

Unos pocos segundos de filmación muestran a Capablanca y Lasker analizando su partida de la primera ronda del torneo de Moscú 1925, que acabó en tablas:

domingo, 13 de mayo de 2012

Memoria


"Hikaru Nakamura y su ayudante Kris repasan juntos el informe generado por la computadora, y Hikaru memoriza las entre 500 y 1000 jugadas que incluye, recitándoselas a Kris sin ver el tablero para asegurarse de que tiene toda la información en la cabeza cuando se presenta a jugar la partida".

Fuente: El papel de las computadoras en la planificación ajedrecística.

sábado, 7 de abril de 2012

Mar del Plata 2012


Luego de siete rondas, Francisco Muñoz encabeza con cinco puntos el contingente rosarino que participa del 43º Abierto Internacional de Mar del Plata.

Veamos una partida decisiva:

Muñoz, Francisco (1975) - Peñafiel, Horacio (2213)
Mar del Plata 2012 (7)

1.d4 Cf6 2.Cf3 e6 3.c4 b6 4.a3 Ab7 5.Cc3 d5 6.cxd5 Cxd5 7.e3 g6 8.Ab5+ c6 9.Ad3 Ag7 10.0-0 Cxc3 11.bxc3 0-0 12.De2 c5 13.Td1 Cc6


14.dxc5! Dc7 15.cxb6 axb6 16.Ab2 Ca5 17.c4 e5 18.Dc2 Tfe8 19.Ae2 f5 20.Tac1 Ae4 21.Dc3 Cb7 22.Cg5 Cc5 23.Cxe4 fxe4 24.Td5 Tf8 25.Dc2 Tf7 26.Tf1 Taf8 27.Ac3 Dc8 28.Ab4 Df5 29.Axc5 bxc5 30.Ad1 Ah6 31.De2 Dg5 32.g3 Te7 33.Ac2 Df5 34.a4 Tb8 35.Dd1 Tb2 36.Td6 Tf7 37.Td2 Ag5 38.Dc1 Tb4 39.Dd1 h5 40.f4 exf4 41.Td5 Df6 42.exf4 Ah6 43.Axe4 Te7 44.Td6 1-0.

jueves, 9 de febrero de 2012

Miniatura de Francisco

Sebastián Fell no ahorra calificativos al comentar en su blog la victoria de Francisco Muñoz sobre Lucas Heinecke: http://estudiandoajedrez.blogspot.com/2012/02/irt-d-segunda-parte.html.

viernes, 20 de enero de 2012

El pimpón

«Existe en nuestro ambiente ajedrecista una costumbre que tiene dos justificativos. El primero, tan razonable, que tiene la rara virtud de justificar al segundo, que es el real en casi todos los casos. Es la práctica desmedida del pimpón, forma de jugar que, si puede aceptarse accidentalmente, desvirtúa en su esencia al ajedrez.
Los orígenes de esta costumbre son dos. Primero, el fácil pretexto, porque a menudo es agradable jugar ligeramente sin concentrarse, y segundo, la verdad, porque satisface la vanidad en mayor grado que las partidas meditadas. El jugador de pimpón, hablamos en términos generales, busca siempre las mesas donde hay mucho público, cada jugada va acompañada de un comentario tendiente a impresionar a los espectadores y a irritar al adversario. Cuando pierde es muy fácil hallar un pretexto que justifique la derrota, y al no jugar partidas de responsabilidad, queda el recurso de manifestar, como reflexionando: "Si yo me dedicara seriamente al ajedrez".
Generalmente, la mayoría son elementos que no han podido o tenido la fuerza de voluntad suficiente como para llegar a situaciones destacadas en el ajedrez local, y el placer de escuchar los murmullos de admiración de un público ajedrecísticamente inferior, prima sobre la propia satisfacción que produce una partida bien ganada, hija de un sabio y ordenado proceso cerebral.
Nosotros sólo aconsejaremos a los que se inician en la práctica cotidiana del pimpón, que antes de aprender a realizar partidas rápidas, tan rápidas que nos les permita ver la cantidad de errores que ellas encierran, aprendan a jugar bien una partida pensada. El ajedrez se ha hecho para meditar, y en esa meditación reside su eterna belleza, su justificativo. El pimpón puede ser un complemento agradable, pero no es la finalidad del ajedrez.» (Roberto Grau, 1928)

miércoles, 18 de enero de 2012

Mens sana in corpore sano

"Mi principal actividad deportiva fue siempre el ajedrez, pero desde 1986 mis hermanas y yo también competimos en tenis de mesa. Llegué a ocupar el puesto 32 en el escalafón nacional de la categoría sub-12, en 1988. Me gustaba mucho, pero lo dejé para dedicarme completamente al ajedrez." (Judit Polgár, Chessbase).

lunes, 5 de diciembre de 2011

Padres y ajedrez


El padre de un niño prodigio observa el mundo del ajedrez: Buscando a Bobby Fischer es el libro en el que se basó la inolvidable película Jugadas inocentes. Escrito por el periodista deportivo Fred Waitzkin, narra no sólo los primeros años de su hijo Joshua en la práctica del juego, sino, sobre todo, su pensamiento y los dilemas con que se enfrenta al acompañarlo en su camino.

Para muestra, traduzco algunas páginas que estoy leyendo en este momento:

En el otoño de 1985, antes del comienzo de un torneo de ajedrez escolar, me encontré al lado del padre de uno de los jugadores de sexto grado más fuertes del país. Lo felicité por los recientes logros de su hijo y me respondió alabando a Josh. Tratábamos de parecer informales, pero también nos estábamos midiendo y haciendo esa especie de cálculo ajedrecístico en que los padres nos destacamos. De acuerdo al último ranking publicado, la fuerza de Joshua había dado un salto y casi estaba a la altura del hijo del hombre, un hecho que se reflejaba tanto en el lenguaje corporal como el literal de nuestra banal conversación.

—Lindo día —dije con alegría. Puesto que Josh, de ocho años, jugaba con chicos mayores, no estaba tan presionado por ganar hoy, y por lo tanto, yo tampoco estaba presionado.

—Demasiado lindo para estar todo el día jugando al ajedrez —respondió el otro padre, fallándole un poco la voz.

Había sesenta chicos de primaria jugando en este certamen y el hijo del hombre era considerado el jugador a vencer. Por un tiempo, esto había sido embriagador para el padre del número uno, pero ahora era mayormente una carga. Si su hijo no finalizaba en primer lugar, ambos saldrían del gimnasio deprimidos, sin mirarse. Al caminar junto a las mesas con el trofeo de segundo o tercero, evitaría las caras y los saludos de los otros padres, en particular, los papás del ganador, quienes estarían esperando los elogios de padres y entrenadores, y dispuestos a decirle al hombre que su muchacho ganaría la próxima vez. Cuando su hijo perdía, podía sentir a los otros padres trepándose a su espalda; era como ahogarse. Los padres de jugadores más débiles lo culpaban en silencio por haber concentrado tanta energía en el ajedrez en los últimos cuatro o cinco años, por no haberse tomado el juego con más tranquilidad, como ellos. Los padres de los jugadores más jóvenes, como Josh, se relamían, preparándose para la cacería. Camino a casa, padre e hijo discutirían agriamente qué salió mal en la partida crítica.

El padre del chico de sexto grado miró el ranking que estaba sobre la pared y sacudió la cabeza.

—Nunca vi competencia tan fuerte en un torneo local —dijo, tratando de justificar una eventual derrota.

—Es cierto —dije, tranquilizado de sentir la incomodidad del otro.

En un rincón de mi mente comencé a calcular: Josh tiene dos años y medio menos que el otro chico; lo fuerte que será cuando esté en sexto grado. Si todo sale bien, a los doce ya podría ser maestro y nadie podrá tocarlo. Y si es maestro a los doce, lo bueno que será seis años después. En ese momento, cuando el otro padre trataba de esbozar una sonrisa, el horizonte de Joshua parecía ilimitado. Estaba bien adelante en la carrera y yo había olvidado convenientemente a rivales más jóvenes como Jeff Sarwer y John Valoria, que ya podían competir al mismo nivel de mi hijo. No cuadraban en mis prístinos proyectos.

Es doloroso para el padre de un chico de once o doce años abordar el desafío de un jugador más joven. Es como si su hijo fuera atacado personalmente o como si el propio padre fuera desplazado. A pesar del progreso firme de un niño talentoso, siempre habrá alguien acercándose, más listo, más fuerte. Los padres de los jugadores más fuertes viven con nerviosismo, sintiendo el irremediable tictac del reloj. Cuando la gente se refiere a un niño de seis años como un prodigio, parece implicar que es el único en el mundo con ese don. Que pueda haber otros niños con aun más talento es un hecho que los padres se resisten a pensar. Pero para cuando un ajedrecista cumple doce y ha estado estudiando cuatro o cinco años, ya no se lo evalúa por lo que podría ser, sino por sus resultados y su ranking. A menos que un chico sea un verdadero genio, es difícil para él y para sus padres continuar creyendo que será el nuevo Fischer o Kaspárov, quienes jugaban a nivel de maestro al comenzar la adolescencia. Casi de la noche a la mañana, la magia y el encanto, la admiración y los cumplidos, el potencial aparentemente sin trabas son reemplazados por limitaciones y posibilidades en retroceso. El pequeño genio se convierte de pronto en un jugador sólido, pero sin la imaginación creativa o la memoria excepcional que se necesita para alcanzar los escalones más altos del ajedrez adulto. Tal vez sus primeros éxitos fueron más el resultado de una excelente educación ajedrecística que un talento excepcional (hasta cierto punto, un padre puede fabricar un excelente jugador joven mandándolo a buenos profesores y obligándolo a estudiar) o quizás el niño simplemente perdió impulso.

El padre termina por darse cuenta de que su hijo no será el próximo Bobby Fischer.